Aquí yacen los restos de Vidal Mendoza.Vivio 45 años. Fue clavadista de la Quebrada, combatiente en las 6 invasiones a Irak, D.J. en Ibiza y St Tropez, padre de nueve hijas, defensor de ballenas en el Mar de Cortés, y sobre todo enamorado de sus amigos y de sus mujeres. Le sobreviven Thom Yorke y Jack White, con quienes formó "The Anonymous, The Annoying and The Handsome", el grupo de Rock más importante en la historia de la música popular.
"El que tenga cochi, que lo amarre; el que no, pues no"

Desértico Shiraz

Cuanto más los negamos, más los tenemos. Los prejuicios son música de fondo: delicados, imperceptibles (incluso ocultables) , pero suficientemente contundetes para definir la narrativa de nuestras propias historias (todos los franceses son pedantes e inflados, todos los gringos son imbéciles, todos los ricos tienen mal gusto, toda la poesía es aburrida, todo el rock es ruido,todos los abogados son gandayas....).

Sin entrar a jugar con la semántica, los prejuicios se dan por la carencia de elementos que liberen al vocablo de ese "pre".

Personalmente, me defino de extremos; los puntos de intersección, las medias tintas y las posiciones atemperadas terminan por darme hueva. Prejuicios, sin duda. Uno de esos: el desierto es para ambientalistas pachecos lectores de Carl Sagan.

Sólo faltaba la oportunidad (obligación, en estricto sentido) de atravesar el desierto coahuilense para tragarme mis infundados juicios. Las entrañas del desierto te obligan a ser claro, cuando no lo quieres. Es irónico que te brinde claridad, pues el desierto todo lo altera, tiene el poder de convertir todo en acuosos espejismos (licencia poética, porque en mi chingada vida he corroborado que se trata en verdad de algo irreal). Esa claridad desértica, pende, pues, del ofuscamiento provocado por la intensidad del ecosistema. (¿Será un camión o un grupo de lugareños tomando el sol?). Después de atravesar por el desierto obtengo limpieza cerebral para formular un axioma que regirá mis futuros juicios durante un tiempo considerable (a lo mejor una semana): no es de trascendencia como son las cosas en realidad, sino como las percibas; a fin de cuentas vale para pura chingada si lo que ves corresponde a lo que es. Esa correspondencia sólo llena la vanidad de algunos curiosos . Para quienes preferimos el engaño, los espejismos nos vienen mejor. Ya lo dijo Luismi, el trovador más popular de nuestros tiempos: "Miénteme con un beso que parezca de amor..."

Otro prejuicio: El shiraz sólo lo beben poetas afrancesados en camino a la fama.

En medio de la nada, el desierto mexicano se dio el capricho de permitir un glorioso vergel, tierra del viñedo más antiguo de América, Viñedos San Lorenzo. Orgullo mexicano para paladares extranjeros (su mejores cosechas son para exportación).

Me trago de nuevo mis palabras y me declaro nuevo fan del Shiraz mexicano, el cual se nutre de otro espejismo: huele a humedad, y sabe demasiado afrutado, como si provieniera de tierras más ambles y permisivas. En realidad no sé una chingada de vinos, por lo que dicha apreciación puede estar nutrida de otro prejuicio.

Pero en fin, entre prejuicios, espejismos, uvas y gravámenes fiscales, me apropio, ahora, al desierto. Por ello, cuando algún petulante se tome la libertad metafórica de escribir o decir cosas como "mi corazón es un desierto"," ahogado en los linderos de un desierto", "desolado como el desierto"; o cualquier otra mamarrachada del tipo, reiteraré hacia mis entrañas que todo juicio humano se alimenta, primordialmente, de prejuicios.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

toda apropiación, me da risa, es posible gracias a los prejuicios. porque la máquina funciona pa tras y pa delante: nombramos al mundo a traves de prejuicios, y aprehendemos el mundo a través de prejuicios. una palabra que sale de nuestra boca es una uva, que regresa cargada de taninos en una copa fancy o rústica, siempre marcados por los prejuicios de alguien más, de uno, de todos (vaya metaforilla de mierda, que si me acuerdo borraré al acabar esto).

los prejuicios no son dañinos, solo que el liberalismo (al menos de panfletillo que practican los izquierdosos de pacotilla) los ha vuelto un tabú liguístico, más que práctico. si creo en dios soy una persona prejuiciosa (no es que lo uno o lo otro me preocupe o me ofenda o me emocione). lo que intento decir es que los prejucios han sido exiliados del lexico popular y reprobados socialemente porque se les ha ascociado (o prejuzgado, macabra sugerencia) como sustantivos malignos, tísicos, pestilentes. una palabra llana no puede ser tan mala.

rechazar un prejuicio es eliminar la posibilidad de tomar partido ante un fenómeno. te gusta o no te gusta. me caga o no me caga. todas las aseveraciones van cargadas de prejuicios. que hueva me dan los eternos conciliadores del ánimo. fingen. y por eso, los odio (prejuicio? a huevo)

se echó unos hogüitos cuando andaba por allá? o nunca anduvo por allá y es otra de las metaforillas inexplicables eso del desierto?

Vidal Mendoza dijo...

se echó unos hogüitos cuando andaba por allá? o nunca anduvo por allá y es otra de las metaforillas inexplicables eso del desierto?


No lo recuerdo bien ya. No sé. Pero "metaforilla inexplicable" seguro no. Espejismo, te lo paso: muchas horas frente a un desértico ordenador.

Por cierto, anónima (las plumas cómo revelan, ¿no?), mil disculpas por la ausencia al aquelarre aquel.

Lo tenía planeado y agendado, pero unas metáforas pueden más qe otras.

Y claro, infierno a los conciliadores de áninmo.


Ahh! honguitos, no; vinito, sí.

Anónimo dijo...

¿unas metáforas pueden más que otras? bonita metáfora, uno podría justificar matar a su madre con esa metáfora, o explicar el uso indebido de versitos de amor.

por cierto, resulta que he intercambaido mensajes con un definitivamente no-anónimo para los dos: V.B.

hemos quedado en que sea Ud. el impulasor de una comidita, donde abunden, si no los hongos, sí los vinos.

qué le parece?

becho

itziar, joder

Vidal Mendoza dijo...

Maestra Migraña:


Qué gusto que despues de interminables posts, haya tenido a bien confiarme una identidad ya identificada. Alguna vez leí que sabemos el nombre que nos han dado , pero no el que nos hemos ganado (no sé que tanto, porque soy consciente de mi apelativo, cada que me gritan pinche pantro, o pinche negro. Ahora no sé si es el que me he ganado o el que me he permitido). Lo que es indudable, maestra y amiga, es que la manera en que ocupamos las locuciones y sus acciones joden los disfraces. (i.e. joder, mierda, metaforillas,pestilente....)

Así, cuando se quiere mentir, lo mejor, srita. migraña, es CALLAR.

Pero no se silencie conmigo, nada mas; ya ve que ni las profesión nos permite la frecuencia deseada ("Vámonos de putas....ahora me toca a mi de rojo").

Comida con V.B.? Claro, pero no revele la alta identidad del "profesor entelequia", que esa sí nos puede pesar, por lo menos a un servidor, cuya aventura académica ahora empieza. Con todo el gusto, pues no faltaran a la sobremesa los conspiratistas ni las citas chomskianas y sobre todo, la insuperable y mordaz visión sobre la actualidad de nuestro común amigo.

Nos vemos pronto, pues,


Vidal, JODER

Anónimo dijo...

JJA, te toca la mini, a mi el calcetín en el pantalón. jesús! cuantas palabritas cochinitas salen de tu boquita. uno debería aprender a comportarse como los caballeros, o como las damas, o como los galgos rasurados que se sientan a las piernas de sus dueños en los óleos antiguos. lo único malo es que serías igualmente aburrido que esos cuadros pretenciosos. por mi parte prefiero que me odien por "impresentable" a que me compadezcan por perfecta (claro, si es que alguien hoy en día compadece a la perfección....lo dudo, aunque es el único premio que merece).

lo curioso es que efectivamente no dejamos de utilizar ciertas palabras, a partir de las cuales definimos nuestra madeja cerebroemocional. definirte a partir de un vocabulario tan limitado podría conducir a un precipicio de redundancias, no crees? chale. la predicibilidad nunca me ha parecido un atractivo, todo lo contrario. habrá que desempolvar nuevas palabras o re-bautizar viejos conceptos. aunque, por otro lado, me gusta tener algo de esencia palpable, como un pedazo de masa para bollos. y es más fácil tener un peso específico, un maniqui de cuerpo que vestir al gusto, dibujandote una y otra vez sobre las mismas líneas: hacer tuyas ciertas palabras, morderlas, acariciarlas, repetirlas repetirlas.

cómo que se ha inaugurado en la vida académica? cuente cuente

lo también curiosos de la blógsfera (o atmósfera del demonio, como prefiera, término reservado para los que no somos afines a las técnicas cibernéticas), es que el tiempo no es de los privilegiados, el tiempo es de los cazadores. el tiempo de escribir. no nos veremos por las respectivas chambas, pero sí podemos intercambiar estos manojos de sílabas chillonas y jugosas.

pos güeno, basta de fanfarronadas, a coger y a chupar que el mundo se va a acabar!